6.- Consejos prácticos para preparar la entrevista con el trabajador social del juzgado

La supuesta finalidad de la intervención del trabajador social consiste en detectar las condiciones materiales y ambientales de vida en que cada uno de los dos padres puede mantener a sus hijos tras el divorcio, en relación a lo que piden en la demanda que se está ventilando en el juzgado. En teoría su función debería limitarse a constatar si tales condiciones son suficientes, alertando sobre casos de posible marginalidad y exclusión social que justificarían la intervención del poder público. Lo cierto es que la parte “social” de estos informes judiciales suele ir mucho más allá, y se permiten comparar los medios de uno y de otro progenitor, dictaminando incluso acerca de cómo las diferencias son percibidas por los niños. Esto añade a la intervención de los trabajadores sociales un factor de interpretación y subjetivismo, ajeno a cualquier criterio técnico o científico, en el que tienen cabida sus propios prejuicios personales o ideológicos.

Hay que recordar una vez más que los trabajadores sociales pueden ser recusados si ya antes han dictaminado sobre la misma familia, y que la parte social del informe debe redactarse por este perito separadamente de la parte psicológica. Por tanto, salvo las recomendaciones finales de sí deben ser conjuntas, caso de figurar ambas partes de manera agrupada o indiferenciada, el informe contraviene normas vinculantes de buenas prácticas, por lo que puede ser impugnado cualquiera que sea su sentido.

La entrevista con el trabajador social suele responder a un esquema más estandarizado que la del psicólogo. En general reciben separadamente a los dos progenitores, preguntando a ambos sobre los mismos temas y en ocasiones no entrevistan a los niños, o de hacerlo, sus preguntas sueles ser más limitadas y concretas que las que les pueda hacer el psicólogo.

En la entrevista con el trabajador social se te preguntará sobre los bloques de asuntos que se esquematizan a continuación. Se hace referencia también a la jerga que suelen utilizar en sus informes, y con la que debes estar familiarizado para usarla tú mismo según el perito vaya sugiriendo los temas correspondientes, o incluso para provocar que la entrevista aborde también aspectos que te pueden resultar favorables, aunque sean omitidos por el perito:

La vivienda: Es imprescindible para optar a la custodia compartida el tener una vivienda suficiente para que los niños puedan vivir en ella (“disponibilidad de vivienda” o “disponibilidad habitacional”). Al trabajador social en ningún caso hay que expresarle tu indignación porque la vivienda familiar le haya sido asignada en uso a tu exmujer, ni mostrar victimismo por la situación en que quedas a causa de divorcio, sino sólo argumentar que donde vives ahora es suficiente para convivir con tus hijos, aunque la casa sea propiedad de tus padres, la tengas compartida o sea en alquiler. Hay que insistir en que los niños tienen un cuarto para ellos solos, aunque sea en el peor de los casos compartiendo habitación pese a ser de distinto sexo. El trabajador social reseñará eso en el .informe aludiendo a que “los menores tienen su espacio propio”. No deben compartir cuarto contigo o con los abuelos. Es importante remarcarle al perito que tienen mesa de estudio, y algún armario donde siempre pueden dejar la ropa y sus objetos personales, sin que tengan que hacer mudanza cada vez que cambian de casa.

Respecto a la ubicación de tu casa hay que insistirle al trabador social en que está cerca de la de la madre o muy bien comunicada con ella, aunque sea en distintas poblaciones, de modo que los traslados no son largos ni incómodos ni les hace perder a los niños tiempo de estudio o de ocio. (“proximidad de domicilios”)

El trabajo. Junto con lo anterior, son los dos temas en que más fácilmente se te podrá acusar de “insuficiencia o inadecuación de medios materiales para ejercer la custodia”. La situación real de tu trabajo no puede ser ocultada, pues tendrá que ser demostrada con documentos que presente tu abogado o que directamente pida desde el juzgado. Tu objetivo en esta parte debe ser invertir la inercia con la que todavía razonan muchos peritos (y lo que es peor, no pocos jueces de familia) acerca de la situación laboral de la madre divorciada: si está en paro, se valora su disponibilidad para dedicarse íntegramente a atender a sus hijos; si trabaja se valora su esfuerzo por hacer compatible el trabajo con la dedicación a sus hijos, pese a estar divorciada.

Si tienes trabajo, es absolutamente imprescindible invocar que tus horarios laborales son compatibles con la convivencia con tus hijos que estás demandando, y sin entrar nunca a compararlos con los de la madre (“disponibilidad horaria”). Esta es una cuestión nuclear en el debate social de la custodia compartida: los dos progenitores compartieron naturalmente la custodia hasta el divorcio, pese a que el padre pudiera tener horarios incómodos; a raíz del divorcio esa circunstancia no debería poder ser invocada ni por la madre que pretende la custodia exclusiva ni por los peritos que la informan.

Hay que insistir al perito en que la convivencia con tus hijos puede ser intensa pese a que los horarios puedan obligarte a contar con ayuda externa .Si es el caso, alega que se quedarán preferentemente con familiares tuyos en lugar de con servicio doméstico. Los peritos llaman “apoyo de familia extensa” al hecho de que tus padres o hermanos residan relativamente cerca de tí, estén dispuestos a desplazarse para ayudarte en atender a tus hijos o los puedas dejar con ellos y, por supuesto, que tú tengas mucha confianza y afecto con ellos lo mismo que ellos con tus hijos. Este tema saldrá con toda seguridad en la entrevista, debes tener preparados los datos que vayas a aportar en apoyo de la custodia compartida, sin incurrir en contradicciones.

En este punto hay que insistir en que tu dedicación al trabajo es un ejercicio de responsabilidad y no de negligencia o desinterés hacia tus hijos, y que el dejarlos acompañados algunos ratos por otros familiares fortalece tu ejemplaridad frente a ellos. Debes citar ejemplos de cómo te preocupas por ellos cuando estas fuera por causa del trabajo, por ejemplo, conectando con ellos por videoconferencia, mensajería, llamadas de teléfono incluso a varias bandas, etc.

Frente al perito, debes completar lo anterior mostrando tu disposición a modificar tus condiciones de trabajo, aunque sea perdiendo derechos laborales o económicos, con tal de conservar la custodia compartida de tus hijos y que tu familia extensa te apoyaría en esa intención.

En general los autónomos y sobre todos los profesionales liberales tendrán fácil flexibilizar su horario o incluso atender parte del trabajo desde casa. Pero hasta en los casos más extremos (camioneros, pilotos de aviación, marinos mercantes, militares destinados en el exterior, vigilantes nocturnos, taxistas en turno de tarde-noche….) no se debe renunciar a la custodia compartida como principio, aunque se pueda modular su concreta organización con referencia a tus horarios o condiciones de trabajo.

Si estás en paro cuando se discute judicialmente la custodia, hay que exponer en tu mayor disponibilidad de tiempo y dedicación para tus hijos, poniendo ejemplos concretos (haciendo las tareas escolares con ellos, cocinando las comidas que más les gustas…), pero insistiendo en que estás dedicando el resto de tus esfuerzos a conseguir trabajo o mejorar tu formación pensando en el futuro de tus hijos.

El dinero: Relacionado con el tema laboral está el del dinero que te queda libre después de la catástrofe que a esos efectos suele representar del divorcio. Los peritos lo llamarán “disponibilidad económica” o “disponibilidad de medios materiales”. Debes saber reaccionar cuando el perito te pregunte con impertinencia la exacta cantidad de dinero que ganas. El trabajador social no siempre consignará una cantidad de euros en el informe, pero la cifra que digas no debe ser muy contradictoria con lo que tu abogado vaya a alegar en la demanda apoyándose los documentos que aporte. Este tema no es esencial en la prueba psicosocial, pues la cuantía de la pensión alimenticia no se fijará esencialmente sobre el resultado de esta prueba. Por eso debes intentar eludir una contestación precisa (“depende de las horas extras…”, “depende de la participación en beneficios…”), y desde luego trasmitir la imagen de que en todo caso tendrías suficiente para mantener a tus hijos durante el tiempo de convivencia contigo. Bajo ningún concepto debes permitir que se interprete que quieres la custodia compartida para no pagar pensión: tus hijos deben ser tu primera y única prioridad de gasto.

En cuanto a los aspectos de la vida cotidiana, el trabajador social indagará preferentemente los puntos que más en evidencia puedan dejar tu inidoneidad como padre o en las habituales sospechas de negligencia contra los padres por su conducta anterior al divorcio. En la entrevista es normal que se haga mención a los siguientes temas.

Sobre las comidas, debes en todo caso saber cocinar varios platos de los preferidos por tus hijos, sin recurrir a congelados o a comida de reparto. Es importante que el tiempo que comparten contigo hagáis las comidas en casa, que se las prepares personalmente o colaborando ellos contigo, y que comas tú en la mesa con ellos. Es conveniente que al menos en ocasiones hagas personalmente la compra y sepas con exactitud los precios en el mercado de algunas de las cosas de uso doméstico habitual. Cualquiera de estos detalles puede salir en la entrevista. Puedes hacer alguna mención de tus criterios sobre cómo ahorrar haciendo la compra, y es importante que demuestres conocer las preferencias culinarias de tus hijos y cómo tú se las atiendes sin descuidar tu preocupación por que tengan una alimentación sana. Si comen en el colegio es importante que puedas demostrar que conoces los menús que les ponen (el colegio tiene obligación de facilitar un cuadro o listado cada mes) y que te preocupas por compensar en casa las carencias alimenticias del centro (por ejemplo, casi nunca les ponen pescado).

Debes estar totalmente familiarizado con las rutinas domésticas de tus hijos y participar de ellas el tiempo que conviven contigo, procurando alterarles lo menos posible las costumbres de la otra casa o las anteriores al divorcio. Lo contrario lo incluyen los peritos en su informe como “discrepancias educativas” o “alteraciones desestabilizadoras de rutinas domésticas”. Eso incluye, que a partir de los seis o siete años, controles con qué frecuencia se duchan y se lavan la cabeza, cuando se lavan los dientes, con qué frecuencia echan la ropa a lavar, si son niñas adolescentes cuándo tienen el periodo y que molestias suelen tener, etc. Algunas de estas cuestiones sin duda saldrán a lo largo de la entrevista.

Respecto a los temas sanitarios y educativos es esencial poder demostrar al perito cierto grado de coparticipación en esas cuestiones de tus hijos, lo que será fácil si antes de la prueba judicial estás familiarizado con algunas de las siguientes prácticas (entre el inicio del pleito en que se sabe que se va a practicar la prueba y las entrevistas con los peritos suelen pasar varios meses, por lo que tendrás tiempo suficiente).

En cuanto a la sanidad, es importante que sepas en qué médicos o ambulatorios han venido siendo atendidos desde su nacimiento y con qué frecuencia han pasado revisiones rutinarias. Por muy reducido que sea el régimen de visitas que tengas en el momento de pedir la custodia compartida, tienes derecho a exigir de la madre que te entregue cada fin de semana las tarjetas sanitarias de los niños (de la sanidad pública o de mutualidades o seguros médicos privados, es igual), para poder usarlas en casos de urgencia o si fuera necesario pedir recetas para ellos, y debes tener acceso a la cartilla de vacunaciones y conservar copia de ella. Si alguno ha tenido alguna operación o enfermedad grave debes tener una copia de todo el expediente sanitario, tanto para tu información como por si es necesario acreditarlo ante otros médicos, en viajes o urgencias. Lo mismo, si alguno tiene alguna enfermedad crónica, aunque sea leve (alergias…), para que sepas exactamente el tratamiento, las dosis farmacéuticas que se les deben suministrar, y cómo reaccionar en caso de brotes o urgencias. Hazte en tu casa con un pequeño botiquín con las medicinas que suelen usar los niños en fiebres, tos, resfriados, dolores de cabeza, etc, y no necesiten receta (“dalsy”, “apiretal”, “sekisan”, “frenadol junior”, etc). Puede ser conveniente que elijas tú a determinado especialista (por ejemplo, el oculista u óptico, que es fácil encontrar atendiendo en fines de semana) al que empieces por propia iniciativa a llevar a tus hijos para revisiones rutinarias y periódicas, y que ellos vinculen ese concreto médico al tiempo que pasan contigo. Conserva todos los justificantes escritos, incluso las citas y recetas, de todos los actos médicos a que hayas llevado a tus hijos. Todo lo anterior debes estar en condiciones de poder mencionarlo y justificarlo en la entrevista con el trabajador social.

En cuanto a los temas educativos, la posición de los padres divorciados ha venido provocando en los últimos tiempos determinados escándalos de repercusión en los medios, en relación con la actitud de algunos docentes consistente en prohibir a los padres el acceso a la información de la situación escolar de sus hijos. En Andalucía, tras iniciativas de defensor del pueblo, se ha elaborado un código de actuación sobre el tema, pero persisten actitudes absolutamente intolerables, aparte de ilegales, que entorpecen la normalización de la custodia compartida. Sobre este tema y con vistas a la prueba del informe psicosocial, es importante, aunque de momento tengas un régimen de visitas sin estancias entre semana, que te involucres en la educación de tus hijos. Debes acompañarles o al menos estar presente en algunas salidas o entradas al colegio, o al subir o bajar de la ruta escolar, sobre todo en fechas señaladas como el principio o fin de curso, en tu cumpleaños, o el día de entrega de unas notas que les inquietan especialmente. Tienes derecho a que se te entregue copia de todas las calificaciones escolares, todos los informes y pruebas -por ejemplo, test psicológicos- que les hagan en el centro, los menús escolares y la documentación administrativa (reservas de plaza, formularios de elección de asignaturas optativas, incluso el expediente escolar completo) que se facilite de los progenitores. Es importante que pidas al menos una reunión de tutoría cada curso escolar con los profesores de tus hijos, a los que no se debe ocultar la separación de los padres, en las que expreses el ruego de que se te avise personalmente de cuestiones especialmente importantes (accidentes de los niños, síntomas de alteraciones psicológicas, indicios de que se pretende trasladarles de centro, etc) . Si te son totalmente negadas dichas reuniones con el pretexto de que ya se han mantenido con la madre, debes comentar el tema con tu abogado y considerar la posibilidad de denunciar a los responsables, como mínimo en vía administrativa, es decir, ante la autoridad educativa autonómica). El riesgo de que el conflicto termine afectando a tus hijos en el centro escolar es menos grave que el que representa para ellos el perder la referencia de uno de sus progenitores en un tema tan básico como es la educación.

En la rutina diaria, los estudios de tus hijos deben ser tema absolutamente prioritario en tu relación con ellos. Es importante mantener un alto nivel de confianza respecto a lo que pasa en el colegio, tanto de temas estrictamente académicos como de amigos, juegos, deportes o sociales. Aunque sólo tengas visitas de fines de semana, hay que dedicar parte del tiempo de convivencia a ayudar a tus hijos en las tareas escolares, aunque sea en las materias que les resulten más amenas. Para eso, deberán llevar algunos libros y material escolar a la casa en que convivan contigo en fin de semana, y si tus medios lo permiten, deberías hacerte con un segundo ejemplar de algunos de los libros de texto, para conocer personalmente las materias que estudian y evitarles algunos traslados. Debes estar familiarizado con el horario escolar (a qué hora comen, hacen deporte, tienen el recreo, desarrollan actividades extraescolares…) y con los libros y el material que utilicen allí. Debes celebrar con ellos los buenos resultados académicos y mostrarte compresivo con los negativos, siempre desconectándolos respecto a ellos de la situación familiar.

Lo anterior pretende ser expresivo de una relación con los hijos “compatible con la custodia alternada”, en la jerga pericial, con lo que las actitudes y costumbres anteriores deben serle expuestas al trabajador social en cuanto sugiera cualquiera de los dos bloques de temas (sanitario o educativo). Si pretende centrarse en los puntos que pueden perjudicarte (por ejemplo, tu situación de desempleo o tu vivienda inadecuada…), debes sacarlos tú mismo, insistiendo en los datos antes expuestos como demostración de que estás ejerciendo de facto las funciones de guarda de manera adecuada y extrapolable a la situación de custodia compartida que pides, sin que represente “desestabilización” alguna para los niños.

Seguramente el trabajador social te preguntará si has iniciado una nueva relación de pareja. El punto de partida debe ser que la nueva relación de cualquiera de los dos padres o de ambos nunca es incompatible a priori con la custodia compartida. Comprobarás enseguida que forma parte del protocolo de actuación de estos peritos judiciales escuchar con forzada condescendencia todo lo relacionado con estas nuevas relaciones de pareja de las dos partes, aunque del sumario que tienen delante resulte que eso ha sido el detonante de la ruptura del matrimonio anterior. Lo cierto es que en muchos casos parten del prejuicio de considerar que el nuevo novio de la madre no es obstáculo a que continúe su custodia exclusiva, mientras que respecto de la nueva pareja del padre, sobre todo si los niños son de corta edad, tienden a considerar que dificulta cualquier grado de convivencia normalizada de éste con sus hijos. Es esencial no criticar ni siquiera mencionar la posible nueva relación de tu exmujer, ni en el caso en que consideres que la nueva pareja esta usurpando parte de tu papel o de tus funciones como padre: por muy justificados que estén tus comentarios los peritos judiciales siempre tenderán a considerarlo como expresivos de “conflicto obstativo a la custodia compartida”.

Si por tu parte estas conviviendo con tu nueva pareja en la misma casa en la que se va a materializar la custodia compartida de tus hijos, es necesario reconocer en la entrevista tu nueva situación afectiva. Evita en todo caso la expresión “rehacer mi vida”. Si se trata de relaciones esporádicas o sin convivencia permanente en tu casa, te será fácil argumentar que estás en condiciones de anteponer la atención de tus hijos a cualquier necesidad o conveniencia afectiva tuya.

En el caso de estés conviviendo con una nueva pareja estable al demandar la custodia compartida, la clave para afrontar la entrevista con el equipo psicosocial estará en la relación que tus hijos tengan con la nueva pareja. Si las relaciones son buenas y es previsible que los niños no hablen mal de tu nueva pareja a los peritos, entonces debes sacarlo en la entrevista poniéndoos como ejemplo de “familia reconstituida” (es su terminología) y de cómo las relaciones entre las tres partes están presididas por el afecto común. Es muy importante, sin embargo, nunca cometer el error de intentar presentar ante el perito a la nueva pareja como sustituta de la madre en las relaciones con los niños. Debe exponerse que tiene con los niños relaciones de amistad y afecto, si son algo mayores que valoran positivamente su presencia en casa como ingrediente de la felicidad de su padre, pero nunca debe parecer que está usurpando las funciones de la madre, ni que la ven como segunda madre. Por eso, no deberás exponer que cuentas con ella para sustituirte a tí en los temas de sanidad, educación, rutinas domesticas, etc que se han mencionado antes.

Si las relaciones de tus hijos con tu nueva pareja no son buenas, entonces hay que plantear la situación como de civilizado equilibrio triangular. Tus relaciones con la nueva pareja deben exponerse como adecuadas para conseguir tu estabilidad emocional y el apoyo necesario para superar el trauma del divorcio y poder atender idóneamente las necesidades de tus hijos. Tus relaciones con tus hijos deben plantearse como naturales e intensas, en las que la existencia de tu nueva pareja es un tema aparte y secundario de la relación parental, que ellos irán comprendiendo y aceptando al mismo ritmo en que vayan madurando, para lo cual consideras imprescindible fortalecer los afectos mediante la convivencia que estás demandando en el juzgado. Las relaciones de tus hijos con la nueva pareja están presididas por el respeto mutuo, y la consideración de cada uno al afecto que los otros te profesan. Este esquema responde a un modelo de convivencia familiar que goza de una positiva imagen de modernidad y progresismo entre muchos profesionales del trabajo social, por lo que, salvo que la hostilidad de tus hijos contra tu nueva pareja sea muy agresiva y explícita, tu planteamiento puede tener acogida por el perito, como mínimo a los efectos de no informar en contra de la custodia compartida sólo por el hecho de que tengas una nueva relación.