3.- Consejos prácticos para preparar las entrevistas con los peritos del equipo psicosocial

El resultado de las entrevistas con los peritos suele ser determinante en el informe final, y éste es generalmente el elemento decisorio principal del juez, cuya decisión es muy difícil de modificar en los años posteriores, con lo que te juegas mucho en este trámite. El padre que pide la custodia compartida tiene la ley, la inercia de los jueces y la mayor parte de los factores en contra, pero es mucho lo que se puede hacer para no perder este partido por goleada, aunque juegas en campo visitante. Te dará fuerza pensar que todo el calvario judicial que estás padeciendo tiene un plazo limitado: según tus hijos vayan creciendo y siendo conscientes de la situación, ninguna resolución judicial podrá imponerse a su voluntad de tener padre: el final de estos conflictos siempre se alcanza fuera de los juzgados.

Las entrevistas con el psicólogo y el trabajador social (generalmente mujeres) suelen hacerse en la sede del juzgado o en dependencias de la administración de justicia que comparten con otros usos. El escenario siempre es más parecido a una comisaría de policía que a un jardín de infancia, lo que para los niños es un factor de coacción ambiental añadido. Conviene si puedes que visites antes el sitio, por ejemplo acompañando a tu abogado a otro asunto, para no dejarte amedrentar por el factor escénico. Casi siempre la custodia de hecho en ese momento la tiene la madre, quizá desde hace muchos meses, lo que facilita que ella les pueda adoctrinar y manipular, en ocasiones asesoradamente, con vistas a las reuniones con los peritos.

Es habitual que los peritos citen al padre, a la madre y a los niños el mismo día y a la misma hora. No se informa a uno de que se ha citado al otro, pero ese dato lo puede conseguir tu procurador. Eso permite a la madre extremar la presión sobre los niños según va llegando el día de las entrevistas, mientras que el padre suele asistir mucho más desprevenido.

También es frecuente que la diligencia judicial de citación advierta a la madre que le acompañe alguna persona de su confianza, para quedarse con los niños mientras se está entrevistando a la propia madre. Nada parecido se hace con el padre. El efecto es que la madre puede acudir rodeada de una camarilla de apoyos, mientras que el padre, que suele ir solo, se ve sometido a la humillación de comprobar cómo alguien de la otra parte, por ejemplo, la abuela materna, se queda acompañando a sus hijos mientas él espera en la misma sala a ser llamado. La escenificación de la desigualdad de las dos familias frente a los niños se produce así minutos antes de que se les pregunte con cuál de las dos prefieren vivir. Por eso, intenta si puedes hablar con tus hijos en la misma sala de espera, con la máxima naturalidad posible; la otra parte no te lo puede impedir y si lo intentan provocarán una escena que solo les puede perjudicar a ellos.

No siempre se realizan las entrevistas en el mismo orden; a veces las entrevistas de los dos peritos con se producen simultáneamente con cada uno de los progenitores. Ya de cara a ellos, no es conveniente mostrar una actitud de rechazo ni a la prueba en sí ni mucho menos al perito en particular. El informe o las circunstancia de los peritos podrán ser discutidas por tu abogado, pero frente al perito sólo producirá el efecto de acentuar los prejuicios generales o los particulares que pueda tener; si has llegado hasta ahí es porque tu abogado no ha impugnado la práctica de la prueba o incluso porque él la ha pedido.

Al principio de la entrevista te preguntará por los datos personales: nombre, profesión, domicilio, etc. Conviene contestar con seguridad y sin matices y no caer en contradicciones con lo que se vaya a explicar posteriormente. Por ejemplo, en profesión no debe contestarse “parado”, como para justificar que no se quiera pagar pensión alimenticia, sino que se debe citar la ultima y verdadera profesión que se tenga, y siempre con dignidad de serlo.

Hay que mirar a la cara del perito durante toda la entrevista, preferentemente a los ojos aunque no sea tu costumbre, y en actitud no desafiante pero sí de firmeza. Recuerda que estás ahí para luchar por tus hijos y que tu relación con ellos está y estará siempre por encima de la opinión de quien tienes delante en ese momento. El perito tendrá que bajar la mirada con frecuencia durante el acto, para tomar notas de lo que estás diciendo, provocando algunos silencios en la conversación; eso te dará margen para vencer temores, repasar lo que has dicho, rectificar errores y preparar lo siguiente que vas a decir (siguen siempre un esquema muy parecido).

Es conveniente que en algún momento te dirijas al perito por su nombre o apellido, dato que deberás saber antes de la entrevista, e incluso que leas algún otro informe redactado por ese mismo perito. Esos datos los podrás conseguir a través de tu abogado o por contactos con las asociaciones de familias y padres divorciados, estatales o de la zona. Los equipos psicosociales son conscientes del rechazo que provoca su trabajo en ciertos ámbitos, y cada vez más han tenido alguna denuncia, con lo que mencionarles por el nombre puede ser una llamada de atención para que actúen con rigor.

Conviene llamarle siempre de usted aunque él sugiera lo contrario: el clima de confianza es ficticio y te puede resultar perjudicial.

Se ha planteado la posibilidad de grabar las entrevistas con los peritos. La grabación “oficial”, hecha por el propio perito, es una pretensión antigua de algunos abogados, que tienen planteados recursos en varias instancias jurisdiccionales, de momento sin éxito. Hay algún caso famoso de grabación hecha a escondidas en que se aceptó como prueba para demostrar la irregularidad escandalosa de la actuación de un determinado psicólogo valenciano. En otros casos se ha rechazado como prueba, con la agravante de que el tribunal lo ha considerado demostrativo de la mala fe del padre que había hecho la grabación. Por otra parte, en la situación actual, es inútil intentar demostrar que el perito recogió en el informe final cosas distintas de las dichas por el padre o por los niños, pues siempre podrán escudarse en su “percepción del lenguaje gestual”, para interpretar a su antojo que el entrevistado pensaba distinto que lo que decía. Es un aspecto más de lo arbitrario de esta prueba.

Tras las entrevistas y los tests, los peritos a veces hacen alguna gestión más, generalmente por teléfono, como por ejemplo contrastar algún dato con los parientes o incluso en el trabajo. Es frecuente que llamen al colegio de los niños, identificándose como personal del juzgado y preguntarles a su tutor si les ven bien o mal, o si faltan mucho al cole. La llamada desde el juzgado siempre se comenta entre los profesores, lo que señala todavía más a tus niños en su colegio como hijos de padres divorciados conflictivos y en ocasiones provoca suspicacias y reservas de los docentes generalmente contra el padre. Tienes que prepararte a que quizá a partir de ese momento te discutan tu derecho a recoger a tus hijos del colegio, a asistir a reuniones de tutoría o a que se te entreguen las notas o el expediente escolar: salvo que el Juez te haya quitado la patria potestad esos hechos deben ser denunciados absolutamente todos.

Según lo delicada que sea tu situación laboral, conviene que consultes con tu abogado la posibilidad de pedir a los peritos, concretamente al trabajador social, que no realice ninguna gestión en tu lugar de trabajo.

Tras las pruebas, los peritos redactan el informe final, por escrito, que tras una introducción con la identificación de los peritos y los métodos de análisis utilizados contiene el análisis de la situación según las pruebas que se han hecho, unas conclusiones y por último las concretas recomendaciones acerca de lo que les pedía el juez. O sea, en la parte final recomendarán la custodia exclusiva del padre, de la madre o compartida, detallando incluso el régimen de visitas.

En los informes, las recomendaciones finales (suelen ser de menos de un folio) pueden ser conjuntas de los dos peritos, pero la parte de antecedentes y conclusiones previas a las recomendaciones finales deben figurar por separado las del psicólogo respecto del las del trabajador social: uno no está cualificado para interpretar la pruebas hechas por otro. En caso contrario el informe es impugnable.

El informe es entregado al Juez y al fiscal, y a los procuradores de las partes, quienes se los facilitan a los abogados de cada uno de los dos, en general con poquísimos días de antelación al juicio. En este acto (lo que se llama “vista oral”) cualquiera de las partes o el juez puede pedir la “ratificación verbal” del informe, es decir, que los peritos expliquen en persona cómo han llegado a las conclusiones, aclaren las que no estén suficientemente especificadas, contestando a una especie de interrogatorio de los abogados y del juez. En este acto, es habitual que el abogado de la parte perjudicada por el informe intente hacer incurrir en contradicciones a los peritos, lo que muchas veces ni siquiera es permitido, y nunca valorado, por los jueces de familia. A veces el informe es ambiguo, porque los peritos no se han venido atreviendo hasta ahora a dictaminar abiertamente a favor de la custodia compartida: abundan expresiones como “la situación no es incompatible con la custodia compartida…”, “no se aprecian obstáculos….”, “pudiera para el futuro considerarse la posibilidad …”. En estos casos el abogado de cada parte intenta acentuar la interpretación que le favorece, el fiscal no suele informar abiertamente a favor de la compartida por falta de contundencia de la prueba, y el juez usa el informe de los peritos para reforzar la decisión que pueda argumentar en la sentencia con otros elementos de prueba.